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¡Cuidado con los tratamientos de desintoxicacíon para niños con parálisis cerebral!

Desafortunadamente, muchos padres de niños con parálisis cerebral
son  mal orientados por profesionales  fervientes 
en el  campo de la desintoxicación y nutrición.
Por casualidad  me topé con un blog escrito por Leonid Blyum en 2015 y, lamentablemente  todavía muy vigente,
 acerca de los tratamientos de  desintoxicación que aplican, de buena fe,
los padres a sus hijos con parálisis cerebral y que,
por desgracia, tienen repercusiones dramáticas sobre
su metabolismo y sistema nervioso.
Muchos niños todavía son diagnosticados  con ‘disbiosis intestinal’, ‘cándida’ y toneladas de otras bacterias “dañinas”
así como una larga lista de enzimas que faltan en su tracto digestivo,  agregándose,  al tope de todo eso,
la supuesta intoxicación por metales pesados.
Y ¿cuáles han sido  los tratamientos para esos diagnósticos severos?
Primero que todos, aquellos procedimientos de “desintoxicación” que incluyen enemas (“limpieza de colon”) con una combinación de sales y absorbentes.
Los padres están muy convencidos de la eficacia
de esos procedimientos de “limpieza” de los agentes tóxicos
y a la vez de las bacterias dañinas con  posteriores  dosis de  suplementos para restituir  la flora intestinal sana.
El punto  prioritario, el axioma para usted, es:
recordar  siempre un aspecto  básico:
Los niños afectados por parálisis cerebral no responden
a las intervenciones internas en sus sistemas metabólicos
de la misma manera que los niños sanos.
Los niños con  parálisis cerebral son DIFERENTES en todos los aspectos,
no solo en lo que se refiere al desorden de movimiento
sino también a sus funciones metabólicas
y a la composición de los tejidos del cuerpo.
En segundo lugar:
Toda la  red del tejido conectivo de su hijo (a)
no tiene un funcionamiento  saludable.
Esa red incluye el tejido conectivo fibroso (fascia) y aún  más importante,
en el contexto metabólico, el tejido líquido conectivo de los fluidos intersticiales organizados como los hidrogeles.
En la parálisis cerebral la capacidad de la fascia
para conservar internamente su base líquida y para compartimentar el flujo intersticial es completamente diferente a la de un niño sano,
es excesiva o deficiente.
En consecuencia, en el caso  de parálisis cerebral,
cualquier sal o absorbente o cualquier otro tipo de  suplemento
metabólico o de desintoxicación que introduzcan en la mezcla digestiva
e intestinal del cuerpo de su hijo (a)
provocará una  respuesta en los tejidos circundantes que  difiere dramáticamente de la respuesta de una persona sana.
 Y es aquí  donde regresamos al asunto de la fascia débil.
Todos los procedimientos de desintoxicación están diseñados
para personas sanas cuando estos factores osmóticos ocultos no son tan vitales.
Cuando una persona sana ingiere agua salada  u obtiene un lavado absorbente
en el sistema intestinal  por vía de un  enema,
las paredes endodérmicas que protegen a la fisiología de su espacio interno
de tales invasiones osmóticas son fuertes.
Por lo tanto, el efecto de la deshidratación osmótica es pequeño
y puede ocurrir, de hecho en algunos, una  verdadera desintoxicación,
llamémosle por falta de una palabra mejor “una descarga saludable”.
Pero para un niño afectado por parálisis cerebral
que presenta una composición débil y una distribución irregular de la fascia,
 la protección osmótica de las paredes gastrointestinales
no son lo suficientemente fuertes como para regular, con la eficacia necesaria,
ese torrente interno de agua.
Por eso estos chicos terminan con consecuencias muy devastadoras
tras los intentos de desintoxicación.
Un niño puede responder al aumento de la concentración interna de electrolitos con una mayor excitabilidad del sistema nervioso,
por tanto un  aumento alto de sus convulsiones;
y otro niño, que siendo mucho más débil en genera,
puede  “cristalizarse” a nivel muscular y las conexiones de la fascia entre la piel y los músculos tornarse  completamente flácidas.
¡POR FAVOR! ¡NO HAGA ESOS EXPERIMENTOS CON SU HIJO!
Mi mensaje para   usted,  a este respecto, es muy simple:
mientras más variables  introduzca  en la mezcla digestiva,
especialmente aquellas que vienen en forma de  polvos procesados, minerales etc., mayor  será la inestabilidad osmótica que se crea.
Recuerde que su hijo (a) es osmóticamente frágil y vulnerable.
Los cambios en los parámetros osmóticos que estas sustancias y bacterias añadidas crean mientras son procesadas dentro del tubo gastrointestinal
(y posteriormente  cuando están dentro de la
corriente sanguínea y flujo intersticial),
 aumentan el riesgo de agravar los desequilibrios osmóticos que su hijo ya tiene.
Si le hablan sobre cualquier deficiencia o cualquier flora bacteriana anormal
en el tracto digestivo de su niño, no empiece a bombardearlo con un sin fin
de suplementos que tanto el mercado como los nutricionistas
quieren que meta en el cuerpo de sus hijos.
Sea inteligente y cuidadoso.
Las técnicas de refuerzo de la fascia son una manera mucho más segura, más suave y más eficaz para mejorar la salud general de su hijo (a).
De hecho, se beneficiará de un mejor tono de la musculatura lisa interna
(órganos internos),
de un mejor movimiento peristáltico,
mejor segmentación de los compartimentos abdominales,
mejor digestión, reducción de gas, mejor coordinación de los esfínteres
y así sucesivamente…
Y estos son sólo algunos ejemplos de muchos otros parámetros mecánicos que se pueden mejorar para ayudar a la  nutrición, digestión y absorción de nutrientes
de su  niño sin tener que jugar con incógnitas metabólicas
Le sugiero leer el  artículo de Leonid Blyum para mayor información: